domingo, 25 de mayo de 2008

El fado se apoderó de Caracas

Una noche distinta vivió la comunidad portuguesa en la Concha Acústica del Parque del Este, gracias al Primer Ministro lusitano José Sócrates. Una velada donde la diplomacia, la música y mucha comida, se mezclaron para recibir a la fadista Mariza Reis.


Pensar que hace apenas dos semanas el Primer Ministro Portugués José Sócrates, había confirmado “Um evento que se va a realizar em el Parque del Este, uma recepçao a comunidades Portuguesas, um concerto de Mariza”, la más grande cantante de Fados de Portugal.

Para muchos lusos la noche del 14 de mayo llegó más rápido de lo normal. Desde las 6 de la tarde una larga de cola de gente y de carros se comenzó a formar frente a la entrada principal del Parque del Este, obstaculizando el tránsito normal de la Rómulo Gallegos.

Al entrar al recinto, el despliegue de la Guardia Nacional se encargaba de verificar el “convite” de los asistentes. Cada dos personas enseñaban un pequeño sobre blanco con el brillante escudo de Portugal en la parte superior. Era la entrada para un concierto sin antecedentes.

De manera ordenada revisaban a todas las personas y sin mayores obstáculos llegaban a la Concha Acústica, acompañada de un imponente toldo blanco que resguardaba las cientos de sillas, luces y cámaras debajo de ella.

La tarima esperaba solitaria al fondo, con cinco bancos y los instrumentos de cuerda recostados de ellos. No habían puestos fijos, por lo que todo el que llegaba trataba de estar lo más cerca posible del lugar donde estaría Mariza Reis Nunes.

Aunque el fado es un género prácticamente de adultos, los jóvenes y hasta niños se hacían presentes. A las 7:15 de la noche, hora pautada para comenzar el evento, no cabía más gente. Minutos más tarde, una potente voz invitó a los asistentes que se acercaran a la Exposición de Tapices para la recepción con el Primer Ministro.

La característica típica de los portugueses salió a relucir indiscutiblemente. La mayoría de los invitados no llegaron donde estaba José Sócrates debido a la comida que parecía parte de una prueba de obstáculos.

“Todavía no se puede comer” gritaba uno de los mesoneros, “Quita el cuchillo de la mesa para que no piquen nada” exclamaba otro.

Sólo algunos atentos pudieron ver pasar al Primer Ministro, sin muchos guardaespaldas y con su cara sonriente, hacia su silla frente a la tarima. Los demás estaban disfrutando de la gran variedad de lumpias, quesos, tequeños, platanos, champiñones, vino, refresco y champagne.

Hacia las 9:20 de la noche la comida quedó en segundo plano (para la mayoría de los asistentes) cuando las luces se apagaron y en el escenario apareció la cantante mozambiqueña.

El río de gente se apresuró a ocupar sus asientos evidenciando la gran cantidad de asistentes que había. “Para saber cuántos portugueses hay en Venezuela hay que hacer un evento gratis” comentaba una señora riéndose pero a la vez sorprendida por la magnitud de personas.

Con una chaqueta negra y una falda de plumas del mismo color que resaltaba su rubio cabello corto, comenzó a cantar su primera pieza “Loucura”. La elegancia y sencillez de su interpretación la hizo merecedora de un fuerte aplauso por parte de todos los presentes.


“Altísimo senhor Primer Ministro, individualidades portuguesas e venezuelanas, senhoras y senhores, obrigado por o convite, e um honor pra mim estar aquim” fueron las palabras de Mariza que marcaron realmente el inicio del espectáculo.

Interpretó las canciones más conocidas de sus tres discos, siempre agradeciendo con un sencillo inclinar de la cabeza y un leve “Obrigado”. Entre las más aplaudidas estuvieron Meu Fado meu, “Uma cançao que fala do destino, do meu destino” y la movida Barco Negro.

Su potente voz demostró realmente qué es el fado, un género donde se canta con la garganta, como dicen por ahí. Mas fue ella misma quien interrumpió su melodía para realizar una pieza instrumental que sirvió como intermedio, uma Guitarrada.

Al volver interpretó canciones de su próximo CD que acaba de terminar de grabar, como por ejemplo Rosa Branca, que con el sonido del tambor se ganó rápidamente al público, un seguro próximo éxito.

Mientras deleitaba a todos con su talento, el público desde sus asientos aplaudía tranquilamente y sólo una que otra persona se levantaba para tratar de captar la atención de la artista. Una señora fue la única que se atrevió a acercar se a la tarima y darle un ramo de flores a Mariza, que aceptó con una sonrisa en su rostro.

Pero a pesar del ambiente familiar que se vivía, llegó la hora de terminar el espectáculo, “Obrigado, pra mim foi um pracer estar con voces” se despidió y salió del escenario, dejando a todos los presentes con ganas de seguir disfrutando de su potente voz.

“¡Mariza canta otra!” se alzó una voz sobre las demás. La fadista no se hizo esperar y comenzó a entonar la famosa canción “Ó gente da mina terra” pero nadie sabía donde estaba. Sin que algunos supieran qué ocurría, fotógrafos y público general comenzaron a correr hacia la parte derecha de la tarima.

La cantante bajó del escenario estrechando las manos de las personas de primera fila, entre ellos muchos diplomáticos que no podían esconder la emoción de estar tan cerca de una de las mujeres más conocidas de Portugal.
Volvió a subir a la tarima y diciendo en un perfecto español “Muy buenas noches Caracas, fue un honor haber cantado aquí. Muy buenas noches a todos” interpretó de nuevo Rosa branca y salió del escenario dejando en el corazón de los presentes una sensación indescriptible.

Casi todo el público se levantó de su silla para brindarle un último y estruendoso aplauso a la fadista, mientras otros ya habían comenzado su recorrido hacia los carros o hacia la salida peatonal para evitar las colas.

Pero sin duda alguna, todos llevaban una imborrable sonrisa en la cara y tarareaban un verso que siempre los seguirá “Eu sei, meu amor, que nem chegaste a partir, pois tudo em meu redor, me diz que estás sempre comigo”. Mariza realmente no dejó Caracas.


Muchísimas gracias al programa Arcoenses en Venezuela (Radio Uno) por los convites!

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